Volver al Norte. Dice Sabina que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Antes que Sabina lo escribió también Félix Grande. Soy fan incondicional de echar por tierra esa frase. No soy pez de ciudad. Me encanta volver a aquellos lugares donde fui feliz. Y en mi primera visita a Yacuy, al norte salteño fui muy feliz. Tocaba regresar.

Volver al Norte. Volver a ver a antiguos amigos. Conocer nuevos. Disfrutar del momento. Reencontrarme también con las cosas menos buenas. Descubrir que pocas cosas han cambiado. Integrarme un poco más. Intentar ayudar lo máximo posible. Comprender mejor.
Y desafiando el oleaje sin timón ni timonel, por mis sueños va, ligero de equipaje sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje. Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero, de un velero al abordaje de un no te quiero querer.
Peces de ciudad. Joaquín Sabina
Fragmentos
Para aquellos que me leéis por primera vez, para aquellos que habéis olvidado lo que pasó o para los locos que quieran releer las aventuras previas, os dejo los enlaces por aquí.
- Voluntariado en Pata Pila 2024
- Viaje de voluntarios 2024
- Voluntaria en Pata Pila (y 2)
- Viviendo el Norte
- Pampa y Cielo. Viaje de voluntarios 2025
- Marce y Moni. Artesanía y medicina wichí
- Río Pilcomayo: el río indomable
- Entre dos mundos
Entre dos mundos
Volver al norte. Comprender mejor. Vivir entre dos mundos.
Vivir entre dos mundos. Esa es la sensación que tienen muchas personas en las comunidades del norte. Las charlas largas y fluidas con algunos amigos me hacen reflexionar. En el norte triunfa la pausa. Hay mucho tiempo para pensar. Podría llenar varios cuadernos. Os dejo esas reflexiones en este post: entre dos mundos.

Vivir entre dos mundos. Comparto esa sensación. Paso del invierno castellano al calor del Chaco. Cambio las salidas a cenar por los mates en el patio. No hay cafés ni teatros. De golpe, el sanguche de milanesa sentados en la plaza se convierte en el mejor plan. El Toro con pomelo en el mejor trago. El Pin Pin en el mejor baile. Esas simples cosas que diría Mercedes Sosa. La felicidad.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida
Esas simples cosas. Mercedes Sosa
Esas simples cosas
Tomar unos mates o unas hamburguesas. Merendar o dejar paso a las cervezas. Lo mejor de la vuelta siempre son los reencuentros. Muchos hubo en esta segunda visita al norte. Esas simples cosas que te dan la vida.

Siempre tengo dudas de como colocar las fotos aquí. De los mejores momentos casi no hay fotos. Y las que hay dejan mucho que desear. Dejo una pequeña muestra. Todos sabéis quienes sois. ¡Gracias a todos por ser y estar!
Me quedaron algunos encuentros pendientes. Aún en la tierra de la pausa, a veces es difícil coordinar horarios. No me olvido. Quedan pendientes para la próxima visita.
El viaje de voluntarios
Hacer coincidir mi visita con el viaje de voluntarios me permite reencontrarme con muy buenos amigos, disfrutar de la organización de Ceci, jugar con los chicos en la plaza y conocer nuevos fichajes. Pampa y cielo. Os dejo el link al post completo por aquí.
Un poco de laburo
¿Cruzaste el océano sólo para encontrarte con tus amigos? Y… bueno… un poco sí. Pero también tenía ganas de reencontrarme con las comunidades. Con el proyecto de Pata Pila. Con el voluntariado.

Este año fue un poco raro. Las inundaciones en Santa Victoria me obligaron a pasar la mayoría del tiempo allí así que el paso por el resto de centros fue más corto. Aún así, y con todas sus complicaciones, contenta de haber participado con el equipo en la emergencia del Pilcomayo. Os lo cuento aquí: Río Pilcomayo: el río indomable.

Acercarse y escuchar
Muchas veces solo es necesario acercarse y escuchar. En ocasiones, en el apuro de la consulta rápida olvidamos que estamos hablando con personas. Olvidamos que lo más e importante es explicar a esas personas lo que está pasando. Escuchar sus dudas e intentar resolverlas.
Una de las cosas que más agradecen las mamás es que les explique la enfermedad que tienen sus niños, que les hable con palabras claras, que les haga dibujos. En ocasiones nadie les ha explicado como dar la medicación pautada. Muchas veces no entienden lo que le están diciendo, pero les da vergüenza preguntar.
La única pregunta estúpida es aquella que no se hace
Es un placer impartir talleres sencillos y ver como las mamás abren los ojos y los oídos. Ver como lo único que necesitaban era que alguien se sentara con calma a explicarle esas simples cosas. Tener un espacio de seguridad en el que nadie se ría de sus dudas.
Nunca fui capaz de entender el ciclo menstrual- me confiesa una de las chicas entre mate y mate. -Yo estoy intentando explicar a mi hijo ahora las cosas que me gustaría haber sabido a su edad- contesta otra-.
Mi hija no está yendo a la escuela porque tuvo su primera menstruación y estamos esperando a que llegue la segunda. No entiende lo que le explicamos. Le di ajo porque tenía parásitos. Uso el cedrón para cuidarme. Una pequeña muestra de algunas de las frases que se cuelan en las conversaciones. Cualquier momento es bueno para descubrir cuál puede ser el tema del próximo taller.

Seguir aprendiendo
Mis hijos ya son mayores, pero voy a seguir viniendo para seguir aprendiendo. Está frase de la abuela de Dana al acabar un taller se me grabó en el alma. Seguir aprendiendo. Ese es el objetivo.
Todos aprendemos en estos talleres. Surgen dudas que nunca me había planteado. Gracias a todos y todas por hacer esas preguntas. Gracias por empujarnos a seguir aprendiendo.

Indispensables también a las bilingües y acompañantes de cada equipo y comunidad. Sus consejos y traducciones son oro. Pequeños tips que hacen el acercamiento mucho más sencillo. Pequeñas pautas que me permiten conocer un poco mejor la idiosincrasia de las comunidades. Una ayuda enorme. Gracias.
Intrahistorias de la historia
Los papeles
Este año también ha sido raro por la cantidad de viajes a Salta. La intención es iniciar un pequeño proyecto de investigación y los papeleos mandan. La reunión con el ministro será dentro de dos días. ¿Puedes esperar? Dale. ¡Uy! mejor en Tartagal. Dale. Tienes que ir a Salta a firmar los papeles. Dale. ¡Uy! No se puede. Dale. ¿Puedes venir a una nueva reunión? DALE. Escribo estas líneas aún esperando la resolución final. Os mantendré informados.

Al menos, todo este jaleo me ha permitido comenzar a querer esta ciudad. Descubrir sus rincones. Disfrutar de las vistas nocturnas desde las alturas. Un lugar de escape. Un remanso de paz. Gracias por el aguante a mis queridos salteños de adopción.
Las empanadas de Caro en Embarcación
Una clase acelerada de empanadas. Poco aprendí. Ya sabéis que soy poco cocinillas. No me las pidáis al volver.

El corso en Dragones
Se acerca el corso y los chicos le han pedido a Marce participar en el desfile. Dicho y hecho. Nos convertimos en expertas costureras. No, mentira. Seguimos las indicaciones de las profes y hacemos lo que podemos. Pero es divertido.

Por la noche, salimos a cenar y disfrutamos de los ensayos del corso. El único bar. Viva España. Los mismos parroquianos. El mundo es un pañuelo. Salta negra con Coca Cola. Parece mentira pero sabe bien. Gracias Ale por el bautismo.
Despedidas y damajuanas
Las despedidas también han sido un poco apresuradas este año. Después de los 10 días del año pasado todo sabe a poco. Cortas pero intensas. Pizzas y chismes en Victoria. Hamburguesas y cámaras ocultas en Yacuy. Tacos y damajuanas en Tartagal.

Encuentros y reencuentros en Baires. Galpón de Guevara. Tortilla española en el bar celta. Eterna Cadencia y su terraza. Puerto Madero, camarones y Carrie Bradshaw. El Principito y la Patagonia.

Muchas risas. Muchos momentos compartidos. Muchas intrahistorias de la historia. Gracias, gracias y gracias!!
Mucho por aprender
De nuevo faltó tiempo. Nunca es suficiente. Me queda mucho por aprender. Muchísimo. Me encanta. Me copa. Nos vemos pronto.
