
Nadie los mira. Nadie los ve.
Nadie los mira, nadie los ve
3 AM. Mbour. La ciudad más turística de Senegal. Entre cafeterías y discotecas, un niño duerme encima de un banco. Uno más en la entrada de un portal. Son Talibes, me dice Arouna. Sus padres los mandan desde el campo para que estudien. Desconocen lo que pasa aquí. Son obligados a recorrer las calles con sus latas. Mendigando. Si no consiguen el suficiente dinero no pueden volver a casa. Su supuesto protector los golpeará. No les dejará entrar.
Nadie lo denuncia. Nadie los mira. Nadie los ve. Es lo normal.
Más cerca. En Ávila. Salgo llorando de la consulta. La pelea entre dos padres por la custodia de su hijo escala en intensidad. Las voces se oyen desde la sala de espera. El niño está sentado entre los dos. Mirando al suelo. Con las mismas ganas de llorar que yo.
Nadie lo mira. Nadie lo ve. Es lo normal.
Argentina. 10 am. Cuarenta grados a la sombra en la comunidad wichí de San Miguel. Atendemos debajo de uno de los pocos árboles que podemos encontrar. En medio de la atención, dos niños se esconden entre nuestras piernas. Dos más echan a correr despavoridos. Llega una camioneta de asuntos sociales. La madre ha reclamado la custodia de los niños. No quieren irse. Quieren quedarse con su abuelo. Él los trata bien, no les golpea. Hay comida todos los días.
¿La ley siempre tiene la razón? ¿Quién los mira? ¿Quién los ve? ¿Qué es normal?
Entre nuestras piernas también corretean los niños en Camboya. Intentan que les compremos algo. Que le demos una limosna. En este país aún hay un alto porcentaje de niños trabajadores, un alto porcentaje de niños explotados.
Nadie los mira. Nadie los ve. Es lo normal.
Gaza. Abril de 2025. No importa la hora. Bombas. Caos. Sufrimiento. Siguen los ataques. Continúa el conflicto armado. Todo el mundo lo mira, pero nadie lo ve. 75 años de luchas y guerras. Es lo normal. Niños y niñas que nunca han conocido la paz. Que han crecido en el medio de pobreza, hambre y bombas. Según Naciones Unidas, en los últimos 18 meses habrían sido asesinados más de 15000 niños. Quince mil. Nadie los mira. Nadie lo ve.
Millones de infancias perdidas a lo ancho y largo del planeta. Demos voz a estos niños víctimas de agresión. Seamos aquellos que miran y ven. Denunciemos todas estas situaciones. Hagamos que los niños sigan siendo niños.
Nota para Familia y salud desde el grupo de cooperación, inmigración y adopción de la AEPap, con de la celebración el 4 de junio del día mundial de los niños víctimas de agresión.
Adolescentes en zonas de guerra
Hubo alguien que sí miró y vio a esos niños en conflicto. Te invito a recorrer los versos y fotografías del proyecto de Save the Children: “Adolescentes en zonas de guerra”.
En él, las reconocidas fotógrafas, Lynsey Addario, Alessandra Sanguinetti y Esther Mbabazi, viajaron respectivamente a Afganistán, Gaza y Uganda para retratar a seis adolescentes y escuchar sus voces.
El conflicto palestino
Hablando de Gaza, a finales de mayo también escribí este artículo sobre la desnutrición en Gaza para fraseando al gran Mikel Ayestarán: Menú de Gaza.
On Girlhood in Gaza es el magnífico ensayo de Alessandra Sanguinetti para la agencia Magnum en 2020. Este proyecto para Save the Children fue su segundo acercamiento a la franja. Ya había estado allí retratando a las infancias en 2006 como cuenta en esta entrevista en Argentina.
Aquellas fotos forman parte de este interesante reportaje de la agencia Magnum. From the Archive: Israel and Palestine. Fotos de varios artistas que han retratado el conflicto palestino-israelí desde 1936. Y es que, claramente, el conflicto palestino se inició mucho antes de aquel monstruoso 7 de octubre.
Hagamos que los niños sigan siendo niños
Millones de infancias perdidas a lo ancho y largo del planeta. Demos voz a estos niños víctimas de agresión. Seamos aquellos que miran y ven. Denunciemos todas estas situaciones. Hagamos que los niños sigan siendo niños.