Volvemos una y otra vez a tropezar en la misma piedra. No hemos aprendido nada.
Las Stolpersteine, que literalmente significa “piedras de tropiezo”, son monumentos conmemorativos creados por el artista alemán Gunter Demnig para recordar a las víctimas del nazismo. Consisten en pequeños cubos de hormigón con una placa de latón incrustada en el suelo frente a la casa donde la víctima vivió por última vez. Cada placa lleva grabado el nombre y los datos de la persona y se eleva un poco para que, al tropezar, dirijamos la vista hacia abajo y recordemos lo que allí acaeció.

Parece que las Stolpersteine no tienen la suficiente altura. No nos hacen bajar la vista lo suficiente. Juramos que no se volvería a repetir. Volvió a ocurrir en Srbrenica, Camboya o el Congo. Hoy, 80 años después del fin del nazismo, seguimos siendo testigos mudos de matanzas indiscriminadas en Gaza o Sudán. Nadie los mira, nadie los ve. No hemos aprendido nada.
Mi viaje del año pasado por Europa me hizo recorrer muchos de los memoriales creados para no olvidar la historia. He decidido hacer un pequeño post fotográfico. Seguir insistiendo en el recuerdo.
Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla
Inscripción en el campo de concentración de Auschwitz
Esta inscripción parafrasea la frase del filósofo español George Santayana, fallecido en 1952. Una frase que nunca pasará de moda.
Holocausto nazi
Campos de concentración
En mi viaje por Austria y Alemania visité algunos de aquellos campos de exterminio. Existen cientos fotos tomadas en el momento de la liberación de los campos de concentración. Duras fotografías que ayudaron a dar voz a todos los horrores que allí acaecieron. Os animo a ojear las fotos de Lee Miller o Margaret Bourke-White, una mirada femenina de aquellos trágicos momentos.
Sachsenhausen
En Sachsenhausen, la niebla nos envuelve. No puedo ver a medio metro. Me quedo sola con la voz de la audioguia. Las historias me transportan a aquella época. Es inevitable estremecerse a cada paso.

Mathausen
El día es soleado al llegar a Mathausen. La luz se apaga al empezar a recorrer las instalaciones y plazas. La oscuridad se apodera de nosotros al leer cada nuevo testimonio. Vidas borradas de la historia.



De repente, algunas frases en castellano. El memorial a los republicanos españoles asesinados en el campo nos recuerda que muchos fueron perseguidos. Los judíos se marcaban con una estrella amarilla. Los presos políticos (comunistas, socialistas, sindicalistas, opositores) con un triángulo rojo. El triángulo marrón te etiquetaba como gitano, el púrpura como testigo de Jehová y el verde como criminal común. Los asociales como vagabundos, alcohólicos, prostitutas, mendigos y homosexuales se marcaban con un triángulo negro.

Aún recuerdo cuando en la marcha por la memoria en Argentina me preguntaron si nosotros teníamos un día similar. No. No hemos aprendido nada.
Budapest
El memorial conocido como “Shoes on the Danube Bank” (Cipők a Duna‑parton) en Budapest es una obra conmovedora que recuerda una de las atrocidades cometidas durante el Holocausto en Hungría. Fue obra del director de cine Can Togay y el escultor Gyula Pauer
Durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial (1944‑1945), cuando el Partido Arrow Cross, pro‑nazi y profundamente antisemita, tomó el control y actuó con poder en Budapest, hubo ejecuciones masivas de judíos húngaros. Una de las prácticas brutales era forzar a las víctimas a quitarse los zapatos antes de ser fusiladas al borde del Danubio, de modo que sus cuerpos cayeran al río y fueran arrastrados por la corriente. Se estima que entre 2.600 y 3.600 personas fueron asesinadas de esta manera solo en ese tramo del río

Berlin
Reconciliación (originariamente reencuentro) fue creada por la interesante escultora Josefina Vasconcellos en 1977.
“La escultura fue concebida originalmente tras la guerra. Europa estaba en estado de shock, la gente estaba atónita. Leí en un periódico sobre una mujer que cruzó Europa a pie para encontrar a su esposo, y me conmovió tanto que hice la escultura. Luego pensé que no se trataba solo del reencuentro de dos personas, sino, con esperanza, de un reencuentro de las naciones que habían estado luchando.”
Josefina Vasconcellos
En 1995 (para conmemorar el 50.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial), se colocaron moldes de bronce de esta escultura en las ruinas de la Catedral de Coventry y en el Parque de la Paz de Hiroshima, Japón. Se puede encontrar un molde adicional en la finca Stormont de Belfast. Para conmemorar la inauguración del reconstruido Reichstag alemán y el décimo aniversario de la caída del Muro de Berlín en 1999, se colocó otro molde en la Capilla de la Reconciliación de Berlín.

El memorial del Holocausto o Monumento a los Judíos Asesinados de Europa fue diseñado por Peter Eisenman. Consiste en un campo ondulado de 2.711 estelas (steles, como grandes bloques de hormigón verticales) de diferentes alturas, dispuestas en una cuadrícula sobre un terreno que no es plano, sino con ligeras ondulaciones
La variación de la altura de los bloques y el terreno ondulado ayudan a crear una atmósfera cambiante conforme uno se adentra en el memorial. Las estelas se elevan, se hacen más densas, se pierde de vista el entorno, evocando quizá la sensación de opresión, de ser rodeado, de desaparición.

Hamburgo
La iglesia St. Nikolai fue gravemente destruida durante los bombardeos aliados en Hamburgo en la Segunda Guerra Mundial. Quedó en ruinas: solo la torre, el coro, y partes de la nave sobrevivieron. En lugar de reconstruir completamente la iglesia original, decidieron mantener sus ruinas como memorial (Mahnmal St. Nikolai) dedicado a las víctimas de la guerra y la dictadura nazi.

En los alrededores de la iglesia, hay una escultura llamada “The Ordeal” (“La prueba / La tortura”) que forma parte de este memorial. Lo particular de esta obra es que su base está compuesta con ladrillos originales del campo de prisioneros de Sandbostel. Sandbostel fue un campo de prisioneros de guerra bajo régimen nazi donde murieron muchas personas de distintos países.

Colonia
Entre 1935 y 1945, la EL-DE Haus fue sede de la Gestapo, la policía secreta nazi, en Colonia. Se construyeron en el sótano celdas de prisión, se llevaron a cabo interrogatorios, torturas, vigilancia política, persecución racial, deportaciones, y ejecuciones, especialmente en los tiempos finales de la guerra.
En 1979 el ayuntamiento de Colonia decidió crear un centro de documentación en este lugar, para recordar a las víctimas del régimen nazi. Poco después se abrió el memorial de la prisión de la Gestapo (Gestapogefängnis) en el sótano del edificio.

Núremberg
Junto a la iglesia de San Lorenzo, encontramos el “Kreuzweg” de Karl Prantl. El “Vía Crucis de Núremberg”. La obra de arte consta de 14 losas de granito, dispuestas a intervalos de 70 centímetros para formar un camino, La obra se complementa con una inscripción del artista incrustada en el suelo: “Y las piedras también están vivas. Son los huesos de la Madre Tierra. El maltrato a las piedras es como el maltrato a las personas. Las catorce losas de piedra proceden de la Gran Calle del Recinto de Concentraciones del Partido Nazi. Fueron talladas pieza a pieza por trabajadores forzados y prisioneros en campos de concentración. Cada piedra es la huella de una persona maltratada y torturada”

Grosse Strasse y Zeppelinfeld
La Große Straße (Gran Calle) es una enorme avenida construida durante la era nazi (1930s) como parte del complejo monumental del Reichsparteitagsgelände (Terreno de los Congresos del Partido del Reich) en Nuremberg. Fue diseñada como eje central para los congresos del Partido Nazi (NSDAP) y es un ejemplo claro de la arquitectura monumental fascista. Los adoquines de la Große Straße están colocados con una precisión extrema: todos alineados con la vista hacia el castillo medieval, una manera de unir simbólicamente el pasado imperial alemán con el régimen nazi.


Entre las edificaciones más conocidas y emblemáticas de las erigidas por la Alemania nazi es el campo Zeppelin. Originariamente era un gran espacio abierto que permitía la reunión de hasta 300.000 personas en el marco de la celebración del día del partido nazi.
Los congresos del partido nazi se hacían en Núremberg por una combinación de motivos históricos, simbólicos, logísticos y propagandísticos. Núremberg era considerada una ciudad imperial en la Edad Media. Fue sede frecuente de asambleas políticas y símbolo de la unidad alemana medieval. Hitler y los nazis querían presentar al Tercer Reich como heredero directo de esa grandeza imperial. Así, elegir Núremberg proyectaba la idea de una continuidad entre el pasado glorioso de Alemania y el futuro nazi.


Los juicios de Núremberg
Núremberg fue sede de los congresos anuales del Partido Nazi y allí se promulgaron las Leyes de Núremberg (1935), que institucionalizaron el antisemitismo legal en Alemania. Por eso, juzgar a los líderes nazis en ese mismo lugar era un acto de justicia poética.
La Sala 600 del Palacio de Justicia es la más famosa. Fue adaptada con micrófonos, cabinas de traducción simultánea y equipos de grabación. Allí se sentaron los acusados frente a los jueces y al mundo. Hoy puede visitarse como parte del Centro de Documentación de los Juicios de Núremberg.
Sentó las bases del derecho penal internacional moderno y estableció que los líderes políticos y militares pueden ser responsables penalmente, incluso si actuaban según las leyes de su país. Fue un esfuerzo sin precedentes por documentar los horrores del Holocausto y juzgarlos con justicia. Fue también un acto pedagógico: mostrarle al mundo cómo la justicia puede responder al horror, en lugar de la venganza o el olvido.

El Memorial de Srebrenica
La matanza de Srbrenica es otra de esas grandes manchas de la historia. Otro de esos lugares que debemos recordar para no repetir. Otro de esos: no volverá a pasar. Y pasó.
Un cuarto de siglo después del genocidio de Srebrenica, para desmontar las condiciones de injusticia y la sensación de impotencia ante ella, hay que mirar y pensar en los que sobrevivieron. Como mínimo, “no hay nada malo en dar un paso atrás y pensar”, escribe Susan Sontag en “Eldolor de los otros” , y añade: “Parafraseando a varios sabios: “Nadie puede pensar y golpear a alguien al mismo tiempo”.
War Lingers: Srebrenica 25 years on. Sumeja Tulic reflects on Paolo Pellegrin’s work
Las palabras de Sumeja Tulic y las fotos de Paolo Pelegrín lo explican mucho mejor que yo en este reportaje de Magnum.
Hasan Hasanovic, conservador del Memorial, tenía 19 años cuando la ciudad cayó ante las fuerzas serbobosnias. Soportó una marcha de 100 km a través de terreno hostil para escapar de la matanza en masa que, entre otras cosas, acabó con la vida de su hermano y su padre. La paciencia y la generosidad con la que Hasan guía a los visitantes hasta el monumento me desconcertaron. No me atreví a preguntarle el día que nos conocimos. La respuesta llegó años después. “Quiero hablar con la gente y compartir mi historia porque mi corazón habla. Y ahora, finalmente, alguien está escuchando”, dijo Hasan.
War Lingers: Srebrenica 25 years on. Sumeja Tulic reflects on Paolo Pellegrin’s work
Hasan fue también el encargado de mostrarnos el memorial a nosotros. Soy incapaz de contener las lágrimas mientras le escucho hablar. Efectivamente, su corazón habla.
¿Qué pasó en Srbrenica?
El genocidio de Srebrenica fue la masacre de más de 8,000 hombres y niños musulmanes bosnios por fuerzas serbias en julio de 1995, y es considerado el peor crimen de guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Ocurrió durante la guerra de Yugoslavia. Os cuento más de aquel conflicto en: El puzzle de los Balcanes.

La ciudad de Srebrenica había sido declarada “zona segura” por la ONU, protegida por tropas de paz holandesas. Sin embargo, el Ejército de la República Srpska (serbobosnio), al mando del general Ratko Mladić, tomó el control de la ciudad el 11 de julio de 1995. En los días siguientes, las fuerzas serbobosnias separaron a los hombres y adolescentes bosnios musulmanes (bosniacos) de las mujeres y niños.

Luego, más de 8,000 varones fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes. Fue un ataque étnico sistemático contra esa comunidad. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) y la Corte Internacional de Justicia lo reconocieron como un genocidio.

El genocidio mostró las fallas de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas en prevenir atrocidades. Impulsó la intervención militar de la OTAN en Bosnia poco después. Srebrenica se convirtió en un símbolo del horror de la limpieza étnica y la pasividad internacional.
Hasta aquí el horrible post de hoy
Que la historia no caiga en el olvido. Que la humanidad no vuelva a callar. Ojalá no tengamos que hacer nunca un nuevo memorial.
Que por esta vez la historia cargue contra la memoria y, además, me duela
No hemos aprendido nada. Viva Suecia