En mi despedida del centro de salud de Astorga, mi compañera Sole me hizo un regalo muy especial. El libro de Nary Ly. Desconocía totalmente ese nombre, pero me aseguró que su historia me iba a sorprender. Y así fue.

Una historia inspiradora de supervivencia, crecimiento personal y superación. Voy a respetar el orden que Nary escogió para su historia: superviviente, científica, olímpica.
Superviviente
Nary nos cuenta que escribe esta autobiografía desde la tranquilidad de los valles del Bierzo, donde ha encontrado su lugar después de muchos años.

Los jemeres rojos
Nary Ly nació en Camboya en 1970, el mismo año que empezó la guerra en su país. Con el ascenso al poder de los Jemeres Rojos su familia fue separada en distintos campos de trabajo.
Todo el mundo, por decreto, debía ser leal a Angkar, que es como era conocido su aparato todo poderoso de gobierno, la “Organización”. Esto requería el quebrantamiento de las lealtades familiares, de tal modo que las familias quedaban separadas en campos distintos
Nary Ly. Superviviente, científica, olímpica
Nary pasó su más tierna infancia recluida en campos de trabajo donde pasaban hambre y dormían hacinados. Entre 1975 y 1979 malvivió en dos campos distintos hasta la derrota de los jemeres rojos a manos del ejercito vietnamita. Tras su liberación, se reunió con sus padres y hermanos en su antiguo hogar. Faltaba su padre, asesinado por el régimen por tener ascendencia china y “puro”.
Francia
Su hermano y su cuñada solicitaron poco después un visado para trasladarse a Francia. Nary pidió acompañarlos y, para ello, viajó a un campo de refugiados cerca de Saigón a esperar sus papeles. Esos papeles llegaron antes que los de su familia y acabó viajando a Francia sola.
Después de pasar casi un año en un orfanato, llegó a su nueva casa con 11 años y se instaló cerca de paría con la que se convertiría en su familia francesa. No sin dificultades acabó sus estudios de bachillerato en Francia y se matriculó en un curso para convertirse en técnico de laboratorio.
El trabajo como técnico de laboratorio le permitió independizarse y continuar su formación en biología y microbiología.
De vuelta a los orígenes
El diagnóstico de una diabetes avanzada en su madre le llevó a retomar el contacto con su familia biológica y viajó a Vietnam para encontrarse con ellos. Allí, su hermano le contó que le hubiese gustado estudiar medicina, pero el enorme anti-intelectualismo de los jemeres rojos se lo impidió.
Nary comenzó a darle vueltas a la cabeza y en 1998 decidió regresar a Camboya para intentar colaborar en el desarrollo de su país. Empezó a trabajar como ténico en el Instituto Pasteur en Camboya y rápidamente ascendió a la sección de virología. Poco después, en su constante búsqueda de mejora, buscó la forma de hacer un doctorado.

Estudió su doctorado en virología a caballo entre Camboya y Francia. Durante sus últimos meses en Burdeos, llegó a sus oídos la existencia de la Media Maratón Internacional de Angkor Wat, carrera destinada a recaudar fondos para enfermos de VIH.
Quería hacer algo nuevo como colofón al final de mis estudios así que decidí que correría la de 10km. No tenía ni idea de que esta decisión desembocaría en una nueva pasión en mi vida
Nary Ly. Superviviente, científica, olímpica.
Científica
En 2006, Nary defendió su tesis en la Universidad de Burdeos. Su trabajo sobre efectos de los antiretrovirales en pacientes camboyanos con VIH recibió la más alta calificación: Cum Laude.
Tras la defensa de su tesis, recibió varias ofertas académicas y se marchó a Nueva York para trabajar en una investigación postdoctoral en el Mount Sinaí. Allí corrió también su primera maratón.
Al regresar a Camboya, rechazó volver a trabajar en el Instituto Pasteur ya que éstos no le ofrecían condiciones laborales acorde a su formación. Más tarde fue contratada por la Armada de los EEUU para su centro de Investigación en Medicina en Nom Pen (NAMRU). Allí llevó a cabo un estudio de vigilancia de infecciones respiratorias no catalogadas en Camboya.
Olímpica
Como habéis podido descubrir en los párrafos anteriores, Nary siempre quiere más. Tras correr su primera maratón en Nueva York, luchó para representar a Camboya en los Juegos Olímpicos. Sería una muy buena forma de dar publicidad positiva a su país.
Sus entrenamientos fueron subiendo en intensidad. Incluso viajó a Kenya en 2 ocasiones para entrenar en la “Casa de los Campeones” de Iten.
Su entusiasmo por competir en los Juegos Olímpicos chocó varias veces con muros que parecían infranqueables. La burocracia y la corrupción.
Finalmente, consiguió su objetivo. En 2016 consiguió cruzar la meta de la maratón olímpica de Río de Janeiro portando la bandera camboyana.
Ojalá

Nadie de entre nosotros es perfecto y puro como la joven flor de loto. Ojalá estas memorias, contadas desde el corazón, sirvan para dar ánimo a cuantos hayan de enfrentarse a la vida, enorme tifón.
Nary Ly. Superviviente,científica, olímpica